martes, 30 de octubre de 2007

Recuerdos de nuestro viaje

Reflexionamos juntos sobre algunas sensaciones que este viaje nos dejó... Acá les compartimos algunas ideas que surgieron, papel y lápiz mediante...



LA MEJOR IMAGEN DEL VIAJE:




  • el paisaje


  • el lago, porque estaba re lindo. Tirabamos piedras en el lago y pedíamos deseos.


  • Cuando subimos al mirador


  • Cuando fuimos al mirador: era un lugar espectacular, muy alto. Desde ese lugar se pueden ver cosas fantásticas.


  • Cuando estabamos arriba del mirador. Se veía el río, las montañas y casas que eran de famosos (Rodrigo y no me acuerdo que otro famoso había)


  • Cuando todos estabamos escribiendo lo que sentimos en la semana con los maestros.


  • Cuando todos estabamos juntos.


  • Los cerros y el lago.


  • Sacándonos la foto todos juntos.


  • Cuando los coordinadores corrieron para seguirnos , y nos saludaban con el micro andando.


  • las montañas del otro lado del lago.


  • Cuando vi a Carito, a David y a Mirta llorando porque nos veníamos.


  • El lago que era re lindo. ¡Cómo nos gustaría meternos otra vez!


  • Cuando fuimos al boliche. Bueno, no era un boliche, era el teatro, pero parecía eso por la forma en que lo decorarón.


  • El lago azul, que ra muy grande y el bosque que daba unas sombras muy frescas.


  • Cuando estabamos cerca de las montañas.


  • Cuando fuimos al mirador donde se veía todo embalse.


  • Cuando estabamos juntos haciendo una actividad sin ninguna discusión o disgusto por algo.


  • El bosque

EL MEJOR MOMENTO DEL VIAJE




  • Cuando hicimos el juego del reloj.


  • Llegar a Córdoba.


  • Cuando ibamos a algún lugar a compartir cosas.


  • Cuando fuimos al mirador. El mirador era muy grande. tenía 95 escalones, y cuando llegamos a la punta todo se veía chiquito.


  • Cuando leíamos el buchón. Algunos ponían anónimos, pero otros firmaban.


  • Conocer amigos de otras provincias como La Pampa, San Juan, Entre Ríos y gran parte de Buenos Aires: Chacabuco y Lugano.


  • Cuando jugamos entre muchas escuelas a los juegos nocturnos.


  • Hablar con chicos de otros colegios.


  • Intercambiar juegos y conocer otras amistades.


  • Cuando hacíamos la ronda.


  • Cuando fuimos al hotel 5. Era terrorífico, nos asustamos mucho.


  • Cuando fuimos al lago.

UN MOMENTO TRISTE





  • Cuando llegó el día de la madre y cuando llegó el cumple de mi mamá.


  • Cuando vi llorar a los profes.


  • Cuando nos despedimos.


  • Cuando tuvimos que despedirnos de los coordinadores (Carolina, Mirta, Rocío, David)


  • Cuando nos fuimos de Córdoba, la mayoría estaba llorando,


  • Cuando hicimos la despedida. Todos nos pusimos a llorar.


  • Cuando me despedí de los amigos nuevos y de los coordinadores.


  • Cuando los coordinadores hablaron de todo lo que sentían por nosotros un día antes de irnos.


  • Cuando se descomponían en el viaje.


  • Irnos de Córdoba, porque es un lugar re lindo.


  • Fue en la despedida. Todos lloramos. Bueno, no todos. Algunos reían.


  • Antes de venir a Mataderos.


LOS REBELDES DE MATADEROS

viernes, 26 de octubre de 2007

Natacha y el helado

-NATI VENI AMOR…NATII TE ESTOY ESPERANDO…
-(…)



-¡HAY HELADO ¡
-…(PUMPUMPUM)…
-(…)
-¿Y EL HELADO?...
-NO HAY… Era mentira . Necesitaba que vengas…
-Ah, NO? YO TENGO TU maquillaje, eh?
-NAATAAAACHAAAA
-LISTO LISTO BUENO BUENO,TE COMPRO HELADO
(No salió a mi, evidentemente)
-¿Qué decís mamá)
-NADA NADA HIJA
Al rato…
-¿Y EL HELADO?
-EN LA MESA
(PUMPUMPUMPUM)
-NO CORRAS HIJA
-ACA NO HAY NADA… ¡hay, buscaré LAS PINTURAAAAAAS…
-Son mias, Natacha …ya las guardé…
-MEGANASTE LA BATALLA… PERO NO LA GUERRA
ESTO CONTINUARA

JERE

Las Noticias en mi barrio

Nosotros hemos sido cronistas de nuestro barrio por un día. En este diario virtual les contamos cosas de la realidad que todos los días nos aguarda detrás de la puerta o en nuestras mismas casas ...

(Para poder leer la noticia quiclea sobre ella. Una vez que entrás al programa Slide, quiclea otra vez sobre ella dos veces y la noticia aparece en un tamaño apropiada para ser leída. Vale la pena!!!)

Natacha y sus historias, según séptimo

Nosotros leímos historias que le pasaron a Natacha, una nena que es muy curiosa y ocurrente, pero que en general no deja de meterse en problemas.
A partir de los relatos de Luis María Pescetti en su libro "Natacha" se nos ocurrió que estas historias publicadas pueden pasarle a esta nena o a otros nenes que también, por curiosos y ocurrentes, se meten en líos con los grandes...




Y se nos ocurrieron estos relatos para compartir con Ustedes...

Natacha y el dentista
-¡Buenos días Natacha !
-¡Buenos días Cristina!!
-Natacha…¿ el otro día te habían sacado una muela, no?
-Sí, y me dolió mucho…
-Una pregunta Cristina: ¿por qué no me avisaste que hoy tenía turno con el dentista?
-Bueno Natacha ¿Por qué yo tengo que avisarte?
-¿Y para que tenés tu agenda entonces?
-¡¡Pero yo no puedo recordarte todos tus turnos, Natacha!!!
-¿Y entonces para que sirve tu agenda?
-Bueno perdóname Natacha, no pude llamarte. ¡Discúlpame!
-Casi me haces perder un turno. Y hoy era muy importante que venga…
-¿Por qué?
-Eso a vos no te incumbe, son problemas míos y de nadie más ¿entendiste?
MICAELA 7MO


NATACHA SE EQUIVOCA OTRA VEZ
-HOLA SEÑORA
-HOLA ¿QUE NECESITAS?
-BUSCO AL DOCTOR
-¿A QUE DOCTOR? ¿COMO SE LLAMA?
-MUCHO GUSTO. YO ME LLAMO NATACHA
-¡NO, EL DOCTOR!
-¡AH, NO ME ACUERDO!
-¿COMO ES?
-TIENE BIGOTES
-¿CUAL?
-EL QUE USA ANTEOJOS
-¿EL ENFERMERO?
-¡NO!
-¿CUAL ENTONCES?
-UNO QUE ES PELADO
-¡AH!… EL SEÑOR DIRECTOR
-NO, ESTE NO SE PARECE AL VETERINARIO DE MI PERRO...
-¿NO,NENA´, ESTO ES UN HOSPITAL PARA NIÑOS!
-¡AH PERDON! ENTONCES ME VOY Y SIGO BUSCANDO AL VETERINARIO
KAREN 2007

lunes, 22 de octubre de 2007

El futuro ya llegó


¡Qué hermoso es habernos conocido!!!

LOS PALABRAS YA LLEGARON A CÓRDOBA... LOS REBELDES YA DISFRUTAN DE SU VIAJE CON BANDERA, CANCIÓN Y MUCHA, PERO MUCHA ALEGRÍA.
TODO MERECIDO...

lunes, 15 de octubre de 2007

Más TANTANES para todos

Somos creadores sin fin de Tantanes. Esta vez fuimos con otro de los primeros grados que hay en la Escuela... No se pierdan el resultado!!!!

El dibujo de nuestra Bandera

Para el viaje a Embalse llevaremos una bandera (en realidad dos. Una la hizo ya una compañera, cociendo letra a letra en el paño). La otra bandera se hará como acuerdo del grupo. Incluso sus colores son los elegidos por nosotros. Su tamaño, su dibujo, su eslogan...
Les mostramos aquí los dibujos postulados... ¡¿Adivinen cuál fue el elegido?!!!

IDENTIDAD


Estamos apunto de viajar junto a nuestras palabras. Las llevaremos hasta Córdoba, Embalse Río Tercero. Allí irán también muchos chicos que traerán sus propias palabras desde diversos lugares del país...
Estamos felices, expectantes, todavía sin poder creer que esto nos está por pasar...
A Córdoba llevaremos también bandera y canciones... Pronto les mostraremos la bandera, que hasta hoy es un proyecto.
El nombre del grupo ya está... Hubo un monton de postulaciones, pero en el mismo momento de la elección nació el que nos da identidad: LOS REBELDES DE MATADEROS...
Estamos en un hermoso momento, en el que somos capaces de elegir lo que nos gusta compartiendo y aceptando diferencias...Eso es crecer...

domingo, 7 de octubre de 2007

El Flautista de Hamelin por Fontanarrosa

Juntos leímos la historieta publicada por Fontanarrosa sobre el flautista. La realizó en el año 1980, y fue publicada por "Ediciones de la Flor". La compartimos en esta entrega... Ojalá la disfruten.
Con ella, nuestro homenaje a su creador, que murió en Julio de este año. Gracias por dejarnos genialidad y sonrisas.
Los chicos de la 11 del 13, para siempre


Música mágica

Compartimos con Ustedes este cuento clásico. Si hay cuestiones que se parecen a las que pasan en la vida real...no es pura coincidencia.

Fuente: http://www.flautistico.com

El Flautista de Hamelin - Browning

Por R. Browning.

Portada de la primera edición ilustrada por Kate Greenaway

Portada de la 1° ed. ilustrada, K. Greenaway

El pueblito de Hamelin está en Brunswick, cerca de la famosa ciudad de Hannover, y el profundo y anchuroso Weser baña su flanco sur. Jamás se vio un lugar tan placentero pero, para la época en que comienza nuestra historia - hace casi cinco siglos -, los pobladores soportaban una horrible peste.¡Ratas! Desafiaban a los perros y mataban a los gatos; mordían a los bebitos en sus cunas; se comían los quesos de los moldes y sorbían la sopa del mismísimo cucharón del cocinero; abrían los toneles de sardinas en salmuera, anidaban en los sombreros de paseo de los hombres y hasta estropeaban las charlas de las mujeres, ahogando las voces con chillidos estridentes que cubrían una gama de cincuenta sostenidos y bemoles.

Finalmente la gente acudió en manifestación a la alcaldía.
- Es evidente que nuestro alcalde es un papanatas - gritaban - . Para no hablar de la Corporación. ¡Pensar que gastamos en trajes de armiño para unos bobos que no son capaces de librarnos de esta peste! ¿Ac00aso esperan ampararse en sus pieles de magistrados, sólo porque son viejos y gordos? De pie, señores. Exprímanse los cerebros para encontrar una solución, o no les quepa duda de que los vamos a echar.
Al oír esto el alcalde y la Corporación se pusieron a temblar, muy preocupados.

Estuvieron reunidos en consejo durante una hora y por fin el alcalde rompió el silencio.
- Remato mi investidura al mejor postor. Querría estar bien lejos de aquí. Es fácil pedir que uno se exprima el cerebro. Ya me duele la cabeza de tanto rascarla. Y nada. ¡Si se nos ocurriera alguna buena trampa!

Mientras decía esto tocaron suavemente a la puerta del recinto.
- ¡Santo cielo! - exclamó el alcalde - . ¿Qué es eso?
(Allí sentado con la Corporación parecía pequeño pero asombrosamente gordo. Su mirada no era más lúcida ni más húmeda que la de una ostra muerta, aunque hay que admitir que cobraba un poco de vida al mediodía, cuando la panza clamaba por un guiso de tortuga verde y gelatinosa.)
- ¿Alguien se está sacudiendo los pies en el felpudo? - preguntó, y agregó - : Cualquier ruidito que me recuerde el de las ratas y el corazón me da un vuelco.
- ¡Adelante! - gritó finalmente el alcalde, y pareció que había crecido.

Entonces hizo su entrada el tipo más raro que pueda uno imaginar, con un extravagante abrigo que lo cubría de pies a cabeza, mitad amarillo y mitad rojo. Era un hombre alto y muy delgado, con ojos azules y penetrantes, chiquitos como dos alfileres, cabellos claros y lacios pero tez morena, sin bozo en las mejillas ni barba en el mentón pero con muchas sonrisas en tos labios.
Nadie imaginaba quién era ni de dónde venía y todos contemplaban absortos al hombre altísimo y su extraño atavío.

Uno dijo:
- Es como si mi tatarabuelo hubiese vuelto de la tumba al oír las trompetas del día del Juicio.
El hombre avanzó hasta la mesa de deliberaciones y dijo:
- Con su permiso, honorables. Por obra de un poder secreto, estoy en condiciones de hacer que me sigan todas las criaturas vivientes, las que se arrastran, las que nadan, las que vuelan y las que corren. Suelo utilizar mi poder sobre los bichos perjudiciales al hombre, como los topos, los sapos, los tritones y las víboras. La gente me llama el Flautista.

Y sólo entonces notaron que alrededor del cuello tenía una banda roja y amarilla (para hacer juego con el saco), de cuyo extremo colgaba una flauta. También notaron que los dedos se le escapaban, como si estuvieran ansiosos por tocar esa flauta que se bamboleaba sobre el anticuado traje.
- A pesar de ser sólo un pobre flautista - dijo - , en junio pasado liberé al Chan de Tartaria de unas gigantescas nubes de mosquitos y en Asia le quité de encima a Nizam una ola monstruosa de murciélagos vampiros. Y en cuanto a lo que les preocupa a ustedes ¿me darían mil florines si libero a la ciudad de las ratas?
- ¿Mil? ¡Cincuenta mil! - exclamaron sorprendidos el alcalde y la Corporación.

Entonces el Flautista salió a la calle, algo sonriente, como si supiese qué magia dormía en su flauta, y, como un músico experto, frunció los labios para soplar el instrumento. Los ojos despedían destellos azules y verdes, como cuando se arroja sal sobre la llama de una vela. Y antes de que la flauta hubiese emitido tres notas agudas, se oyó algo que recordaba un ejército en marcha. El murmullo se convirtió en gruñido, el gruñido en rugido y las ratas comenzaron a precipitarse atropelladamente a la calle.

Ratas grandes, ratas chicas, ratas enclenques, ratas robustas, ratas marrones, ratas grises, ratas negras, ratas rubias, viejas ratas solemnes y rengas, ratitas alegres y juguetonas, padres, madres, tías, primos, colas en alto y bigotes en punta, d ecenas y docenas de familias, hermanos , hermanas, esposas y esposos, todas detrás del Flautista.

El Flautista tocaba y caminaba y las ratas lo seguían bailoteando, hasta que llegaron a orillas del Weser, donde todas se zambulleron y murieron.
Todas salvo una, intrépida como Julio César, que atravesó el río a nado y vivió para llevar sus Comentarios al País de las Ratas, tan cuidadosa como el conquistador romano de preservar el manuscrito. Su historia decía así:
"En cuanto sonaron las primeras notas agudas en la flauta, me pareció oír que cortaban lebrillo, que colocaban manzanas, maravillosamente maduras, en la prensa de hacer sidra, que corrían barriles de embutidos, que dejaban entreabiertos armarios con conservas y que quitaban los corchos a los frascos de aceite, que hacían saltar los flejes de los toneles de manteca. Era como si una voz (más dulce que el arpa o el salterio) gritase: "¡Alégrense, ratas! El mundo se convirtió en una enorme despensa. Así que masquen, tasquen, desayunen, almuercen, merienden y cenen." Y cuando me pareció ver un gran barril de azúcar, ya abierto, brillante como el sol, a pocos centímetros de mis narices, como diciéndome: "Ven a perforarme", me encontré revolcándome en el Weser".

El Flautista cambió de cara y gritó:
- No acepto regateos y, además, estoy muy apurado. Prometí estar en Bagdad para la hora de la cena: tengo que probar la primicia de un guiso del cocinero en jefe, un hombre muy rico, que está agradecido de que haya exterminado los escorpiones de la cocina del califa. No regateé con él y no voy a ceder ni un centavo con ustedes. Además, tengan en cuenta que tengo otro modo de tocar la flauta para la gente que me pone furioso.
- ¿Cómo dice? - gritó el alcalde - . ¿Cree usted que puedo permitir que me trate peor que a un cocinero? ¿Que me insulte un asqueroso haragán, un flautista vagabundo vestido de todos colores? ¿Es eso una amenaza? Adelante, entonces, y sople su flauta hasta reventar.

El Flautista salió una vez más a la calle y una vez más acercó a sus labios la larga flauta de caña lisa y recta. Y antes de que hubiese sonado la tercera de esas notas dulces y suaves como no había emitido hasta entonces ningún músico en el mundo, se oyó un murmullo de bullicio, de muchedumbres alegres que se empujaban y se atropellaban, piecitos que pataleaban y zuecos que golpeteaban, manitos que aplaudían y lengüitas que parloteaban y, como las aves del corral cuando les tiran el alpiste, salieron corriendo los chicos. Todos los chicos y las chicas de mejillas sonrosadas y rulos rubios, de ojos brillantes y dientes de perlas, tropezándose y brincando corrían en pos de la música maravillosa entre gritos y carcajadas.

El alcalde se quedó mudo y los consejeros se quedaron duros como estacas. Incapaces de dar un paso o de gritarles a los chicos que pasaban saltando alegremente, sólo podían seguir con los ojos a esa multit ud gozosa que perseguía al Flautista. Pero ¡qué angustia sintió el alcalde y cómo palpitaron los corazones de los consejero s cu ando el Flautista se desvió de la calle principal y se dirigió hacia el Weser, que les saldría al paso a sus hijos y sus hijas!
Sin embargo, el Flautista cambió de rumbo y, en lugar de dirigirse hacia el sur, se dirigió hacia el oeste y rumbeó hacia la colina de Koppelberg, con los chicos siempre pegados a l a espald a. Todos se sintieron aliviados.

- Nunca podrá atravesar ese pico. Tendrá que dejar de tocar y nuestros hijos se detendrán.
Pero sucedió que, al llegar al pie de la montaña, se abrió de par en par un portal maravilloso, como si de pronto hubiese surgido una caverna. El Flautista avanzó y los niños lo siguieron. Y cuando habían entrado todos, hasta el último, la puerta se cerró de golpe.

El alcalde mandó mensajeros hacia los cuatro puntos cardinales para ofrecerle al Flautista, donde quiera que se lo hallase, todo el oro y toda la plata que pidiera si regresaba como se había ido y traía con él a los niños. Pero cuando vieron que todo era en vano y q ue el Flautista y los niños que bailoteaban a sus espaldas se habían ido para siempre, lanzaron un decreto por el cual los abogados debían fechar sus documentos según esta fórmula: "A tantos años, meses y días de lo que sucedió aquí el 27 de julio de 1366". Y para no olvidarse jamás de la calle por donde habían desaparecido los niños la llamaron Calle del Flautista y cualquiera que pasase por ella tocando la fla uta o el tamboril podía estar seguro de que no volvería a encontrar trabajo en Hamelin. Tampoco permitieron que ninguna hostería ni ninguna taberna perturbase con el bullicio una calle tan solemne. Y frente al lugar en que se había abierto la caverna levantaron una columna y en ella escribieron esta historia y también la pintaron en el gran vitral de la iglesia, para que el mundo se enterase de que les hablan robado sus hijos. Todavía hoy están allí esos recuerdos.

Me olvidaba de mencionar que en Transilvania hay una tribu de gente muy especial que asegura que las ropas tan extrañas que usa, y que tanto llaman la atención de sus vecinos, son una herencia de sus antepasados, surgidos de una prisión subterránea en la que se los había sepultado hacía largo tiempo después de haberlos arrebatado del pueblito de Hamelin, en el condado de Brunswick, sin que supieran decir cómo o por qué.

Así que, Guille, saldemos nuestras deudas con todos los hombres... ¡sobre todo con los flautistas! Y sí llegan a liberarnos con su música de ratas o de ratones cumplamos nuestra promesa y paguémosles lo que hayamos convenido.

¿Quiénes somos?